25 Ene Ticket y factura: ¿cuáles son sus principales diferencias?
Aunque muchos creen que son lo mismo, lo cierto es que la factura y el ticket (también llamada factura simplificada) tienen muchas diferencias, tanto en su forma de contabilizarlas como en los datos. A la hora de hacer su emisión, será muy importante que sepas qué es lo que tienes que añadir, cuándo usar cada una de ellas y cuáles son sus ventajas.
Si no sabes la diferencia entre ambas formas de factura, no te preocupes, ya que te vamos a enseñar a cómo desgravar el ticket y la factura y los impuestos que debes tener en cuenta en cada una de ellas, ya que son dos de los tipos de facturas más utilizados hoy en día. Por eso es de vital importancia que sepas para qué sirven y cuándo aplicarlas.
¿Qué es una factura simplificada o ticket?
Se puede definir al ticket o factura simplificada como un comprobante de pago, el cual se emite en operaciones de compra realizadas con consumidores o usuarios finales, y que solo puede ser emitido en la moneda nacional.
Imagina que vas a una tienda y adquieres un bolso y una camisa, el establecimiento te va a entregar un ticket o factura de la siguiente forma:
- Indicando cada uno de los elementos, su precio, la cantidad y el importe total de la compra.
- No se detalla el producto en profundidad, ni la base imponible: tan solo ves los datos de compra de forma simplificada.
- Este ticket es muy importante que lo guardes, ya que te permitirá hacer un abono o devolución.
Definición de factura
Por su parte, la factura ordinaria se puede definir como un documento comercial en el que se indica la compraventa de un producto o servicio. Por tanto, es un documento con validez legal, que lo que hace es demostrar una operación entre autónomos, particulares o empresas, y en el que se detalla el objeto de la venta.
Para realizar una factura de forma correcta, será necesario que conozcas los datos obligatorios que debe incluir una factura, los cuales son: datos fiscales (NIF y dirección, entre otros); toda la información posible respecto al servicio o producto protagonista de la operación, datos del receptor y muchos más.
Diferencia entre ticket y factura
Fundamentalmente, la diferencia entre la factura y el ticket radica en los datos que debes añadir. La factura ordinaria es un documento que expedimos a una empresa o autónomo y el ticket a un particular. A nivel de contenido, la diferencia es que en el ticket solo figura la información del emisor, y en la factura, la del emisor y la del receptor.
Es por eso por lo que se puede afirmar que la factura ordinaria es más completa que el ticket, mientras que la factura simplificada es una versión simple de la ordinaria, que permite realizarla con mayor agilidad.
El principal objetivo de la factura simplificada o el ticket es facilitar la facturación a restaurantes, bares y otros productos o servicios que no pueden perder el tiempo pidiendo los datos al cliente.
Aunque también, existe otra diferencia clave. En el ticket, nos podemos deducir el IRPF, mientras que la factura permite la deducción del IRPF y también del IVA. En el modelo 303 añadiremos esa factura como IVA soportado, mientras que con el ticket esto no lo podemos hacer. En cambio, computará como gasto, bien dentro del modelo 130 para autónomo y en la Declaración de la Renta.
¿Cuándo puedes usar la factura simplificada o ticket y cuándo la factura ordinaria?
Todas las empresas y autónomos deben usar la factura ordinaria en cualquier compraventa de bienes y servicios. Esto es así de simple. Es vital hacerlo cuando tu cliente es otra empresa o autónomo, cuando es la Administración Pública, si un cliente a reclama con fines tributarios, para ventas a distancia, si exportamos bienes exentos de IVA, en operaciones intracomunitarias y en caso de anticipo.
Resumiendo, debes utilizar la factura ordinaria siempre. Pese a ello, hay ciertos casos en los que se puede emitir una factura simplificada o un ticket. La normativa de la Unión Europea establece que los Estados miembro deben autorizar la emisión de las facturas simplificadas en los siguientes casos:
- Cuando el importe de la factura no supere los 100 euros (o su equivalente en la moneda nacional).
- Cuando la factura expedida sea una factura rectificativa de otra anterior.
- Cuando el importe de la factura sea superior a 100 euros, pero inferior o igual a 400 euros.
- Cuando las prácticas comerciales o administrativas de un sector de actividad dificulten el cumplimiento de las obligaciones propias de las facturas completas.
En resumidas cuentas, la normativa permite emitir una factura simplificada en estos casos:
- Cuando el importe no exceda de 400 euros, IVA incluido.
- Cuando se trate de una factura rectificativa.
- Cuando el importe no exceda los 3.000 euros (IVA incluido), en operaciones de:
- Ventas al por menor, incluso las realizadas por fabricantes o elaboradores de productos entregados. También entran las ventas o servicios en ambulancia y las ventas al domicilio del consumidor.
- Transportes de personas y sus equipajes, servicios de peluquería e institutos de belleza, utilización de instalaciones deportivas y revelado de fotografías, así como servicios de estudios fotográficos.
- Servicios de hostelería y restauración prestados por restaurantes, bares, cafeterías y establecimientos similares, suministro de bebidas o comidas para consumir en el acto, y servicios de salas de baile y discotecas.
- Servicios telefónicos prestados mediante la utilización de cabinas telefónicas de uso público, así como mediante tarjetas que no permitan la identificación del portador.
- Aparcamiento y estacionamiento de vehículo, alquiler de películas, servicios de tintotería y lavandería y utilización de autopistas de peaje.